
Muy buenas a todo el mundo. Como ya sabéis, estuve unos días fuera. Los dediqué a visitar y hacer actividades en el Parque Nacional de Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, España.
Las Tablas, como su nombre indica, son láminas de agua de poca profundidad alimentadas por el desbordamiento de la junta de los ríos Guadiana y el Gigüela, así como por el aporte del acuífero 23. Son un humedal con unas características prácticamente únicas en Europa.
La verdad sobre Las Tablas de Daimiel
Sin embargo, la oportunidad que he tenido de estar allí y verlas con mis propios ojos, ademas haber podido conocer a personas muy implicadas en la zona, pude ser consciente de la actual realidad de las Tablas.
Si váis ahora a visitarlas, veréis que están a rebosar de vida. El agua está presente en todos los rincones y las aves hacen buen uso de ella, pudiendo vivir y alimentarse tranquilamente. Sin embargo, el estado actual de las Tablas es gracias a las lluvias torrenciales del invierno pasado, totalmente inusuales y desproporcionadas para una región como Castilla-La Mancha, y no por las características que realmente deberían alimentar al Parque Nacional, las cuales he nombrado en los primeros párrafos de esta entrada. ¿Cambio Climático? Bueno, eso es otro tema, del cual si queréis ya hablaremos más adelante.
Asimismo, el agua de las Tablas debería de ser un agua que fluye, que cambia, porque forman parte de los ríos antes mencionados. Actualmente, si el Parque tiene agua, es porque la tienen estancada, para que no se escape y de nuevo queden las Tablas tan secas como estaban antes de las lluvias.
Y os preguntaréis: ¿dónde está el agua que antiguamente bañaba a las Tablas de Daimiel?
Buena pregunta. La respuesta: ese agua ha desaparecido como concecuencia de la sobreexplotación del acuífero 23, del cual nacía el río Guadiana a partir de los ojos del Guadiana. Los ojos eran un rebosadero del acuífero debido a que el nivel freático estaba por encima del nivel del suelo. Estuve en esos ojos, ahora secos. Sólo son tierra baldía. Su antiguo cauce que partía de los ojos es ahora campo seco que estuvo ardiendo unos 30 años hasta hace poco debido al secado de las turbas del antiguo río. Sólo cuando el fuego se acercó a las Tablas, es cuando se tomaron medidas para apagar el fuego.
Con la sobreexplotación debido a la proliferación de pozos, a los cuales cada vez se van profundizando más para alcanzar el agua aunque esté prohíbido, alegando limpieza de pozo, el nivel freático bajó considerablemente. El acuífero ya no puede alimentar ni a los ojos del Guadiana, los cuales dejaron de brotar en 1984, ni a las Tablas de Daimiel como antaño.
¿Y para qué usamos ese agua?
Hemos transformado los campos de secano en campos de regadío en una zona no apta para éste último debido a la baja pluviometría que siempre ha tenido Castilla-La Mancha. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Los responsables, a pesar de toda esta información muy palpable en el lugar (en el Centro del Agua de Daimiel, con entrada gratuita, se explica y expone perfectamente esta problemática), siguen negándolo y haciendo oídos sordos. De hecho, si le preguntas a la gente del lugar, diran que la culpa es de que no llueve, pero, ¿cuando ha llovido en Castilla-La Mancha como llovió este invierno?. Qué ignorantes nos gusta ser...
Lo que me resultó más chocante fue que esos cultivos de regadío, en grandes ocasiones se trataba de ¡¡VIÑAS!!. Las viñas siempre han sido de secano, pero si se riegan continuamente, éstas darán más producción. Pero claro, el vino obtenido es de muy mala calidad.
Una de las mayores empresa que pude ver en la zona es la productora del famoso tinto de verano SANDEVID. Ahí va a parar gran parte de ese vino de mala calidad. Así que ya sabéis, si compráis SANDEVID, estáis contribuyendo al empeoramiento del problema, a la sobreexplotación del acuífero, al desecamiento de las Tablas de Daimiel. Tenemos más poder del que creemos o, mejor dicho, del que nos hacen creer. Si dejamos de comprar este producto podríamos hacer mucho bien al Parque Nacional. Toda la vida se ha hecho el tinto de verano con gaseosa y un vinito barato, sigamos haciéndolo así.
Tiempo y respeto, es lo que necesita la Naturaleza en Tablas de Daimiel. Ni aportes artificiales de agua, ni trasvases.
Desearía ver a los ojos del Guadiana brotar, al agua de las Tablas fluir, como sólo hace 30 años tenía lugar.